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El encuentro de los encuentros

Interpretación en un encuentro de justicia restaurativa en la Universidad Católica de Milán

LA SITUACIÓN DE PARTIDA

Conocí a Claudia en 2020 —gracias a la recomendación de otra queridísima clienta, Emanuela Biffi— y desde entonces hemos colaborado en un proyecto de traducción y con ocasión del Encuentro de los Encuentros de 2021 (que se celebró en línea mediante una interpretación remota con Zoom en la que participaron otros cinco intérpretes) y de 2022.  

Claudia se puso en contacto conmigo en julio de 2022, dos meses y medio antes del Encuentro de los Encuentros. Me proporcionó el programa provisional del evento y toda la información necesaria para poder elaborar un presupuesto total detallado (sabiendo que necesitaba varios intérpretes):

 

  • fechas: 28-29-30 de septiembre y 1 de octubre (3 jornadas enteras de 8 horas y 1 media jornada de 4 horas)
  • tipo de interpretación: simultánea
  • idiomas: del inglés al italiano y viceversa, del español al italiano y viceversa, del inglés al español y viceversa
  • sede: Universidad Católica del Sagrado Corazón, Milán
  • participantes: 50-60 durante los diálogos restaurativos confidenciales y un auditorio de 200-300 personas durante los encuentros públicos
  • precauciones particulares: confidencialidad de los contenidos de los encuentros no públicos; dinámica de grupo y diálogo (sin relaciones cara a cara)

Me puse en contacto con mis compañeros de confianza —que enseguida me confirmaron su disponibilidad para trabajar conmigo— y le envié a Claudia el presupuesto, que incluía esta información:

 

  • servicio solicitado: interpretación social
  • tipo de interpretación: simultánea con instalación de 2 cabinas insonorizadas
  • número de intérpretes: 4 (dos menos respecto a los 6 empleados durante el evento en línea de 2021)
  • coste total para las 4 jornadas (indicando que los gastos de viaje, comida y alojamiento correrían a su cargo)

Claudia se informó rápidamente acerca de la posibilidad de instalar las cabinas, pero encontramos un obstáculo: el espacio disponible era insuficiente y el evento no iba a desarrollarse siempre en la misma sala. Era impensable montar-desmontar-volver a montar las cabinas cada día y queríamos evitar la interpretación remota porque, para Claudia, para los testigos y para nosotros, el hecho de estar allí era importante para hacer que nos sintiéramos realmente parte del grupo del encuentro.

Al cabo de pocos días, Claudia me escribió para decirme que había encontrado una solución y que aceptaba el presupuesto. Mis compañeros y yo realizaríamos una interpretación remota —en Milán— desde el estudio Verso, donde recibiríamos asistencia técnica en caso de que surgiera algún problema de audio o vídeo.

Si tú también sueñas con organizar un evento como el de Claudia, escríbeme y trabajaremos juntos. 

LA PREPARACIÓN Y EL TRABAJO EN COMÚN

Con vistas a los encuentros confidenciales y públicos, Claudia nos proporcionó la lista de los participantes y, en particular, de los testigos.  

Mis compañeros y yo estudiamos en detalle sus historias (¿qué hechos habían cometido o padecido? ¿qué les había motivado a emprender un proceso de justicia restaurativa?), leímos y escuchamos entrevistas, nos familiarizamos con su acento y con su forma de expresarse e incluso descubrimos que un testigo quería que lo llamaran victor (vencedor) en lugar de victim (víctima). Desde el primer momento nos dimos cuenta de que los temas y los testimonios iban a tener una fuerte carga emocional y de que tendríamos que escuchar palabras difíciles y dolorosas y traducirlas con gran sensibilidad y delicadeza.

Claudia gestionó la compra de los billetes del tren de ida y vuelta de los intérpretes y el día antes del evento, después de días de meticulosa preparación, partimos hacia Milán.

El primer día, mis compañeros y yo llegamos al estudio una hora antes del horario de inicio. Nos colocamos en parejas en nuestras cabinas e hicimos todas las pruebas técnicas oportunas: el audio que recibíamos en los cascos era limpio, nuestros micrófonos funcionaban perfectamente, los participantes nos escuchaban con sus auriculares en la sala y la señal de vídeo era excelente porque desde la pantalla de la cabina conseguíamos ver a la persona que estaba hablando, a los participantes conectados a distancia y todo lo que ocurría en la sala. 

Una vez empezado el evento, todos tuvieron la posibilidad de participar expresándose en el idioma que preferían entre italiano, inglés y español. Por ejemplo, cuando un participante intervenía en inglés, los compañeros de la cabina italiano-inglés traducían a turno hacia el italiano y, partiendo de su traducción al italiano, mi compañera y yo traducíamos hacia el español alternándonos cada 20-30 minutos. Esta función, que se llama relé, nos permitió realizar el servicio con 4 intérpretes en lugar de 6, reduciendo los costes del servicio para Claudia. 

Los días siguientes llegamos siempre al estudio 30 minutos antes del horario de inicio del evento para preparar nuestro puesto en la cabina (programa del día siempre bien a la vista y ordenador encendido para poder hacer las búsquedas terminológicas necesarias). 

Hacia las 13:00 se interrumpía el trabajo y los intérpretes nos íbamos a comer y a las 15:30 volvíamos a la cabina para quedarnos allí hasta las 19:30, cuando nos reuníamos con Claudia y con el resto del grupo para cenar y compartir un momento juntos. Esto nos permitió conocer personalmente a los testigos y profundizar en sus historias y, en consecuencia, empatizar e identificarnos mejor con sus palabras durante la interpretación.

Claudia es una clienta modelo: el último día, mientras trabajábamos en la cabina, tuvo la atención de enviarnos con antelación la foto de algunas frases —extrapoladas de un libro— que se iban a leer para cerrar el evento y que hubieran podido ponernos en aprietos. Esto nos dio la posibilidad de leerlas tranquilamente y de expresar el concepto con la mayor claridad y fidelidad posible.

LOS RESULTADOS OBTENIDOS Y LAS PALABRAS DE CLAUDIA

Claudia y el grupo del encuentro quedaron muy contentos de nuestro trabajo. 

Fue muy gratificante ver a los participantes emocionarse de la misma manera —experimentar el mundo de la misma manera. Mis compañeros y yo teníamos la sensación de haber logrado crear un «teléfono inalámbrico» de emociones, que funcionó estupendamente.

Agnese Moro, una testigo, comentó en el periódico L’Osservatore Romano

«Hemos visto a personas que habían luchado cruelmente entre sí durante décadas hablándose con franqueza y con respeto. Las hemos escuchado mientras hacían preguntas, indicaban vías de salida, expresaban esperanza o agradecimiento y presentaban propuestas. Y hemos podido hacerlo gracias a un valioso y jovencísimo grupo de intérpretes, plenamente integrado en el Encuentro de los Encuentros, que ha gestionado los tres idiomas utilizados (español, italiano e inglés) para acercarnos los unos a los otros. [...] Hemos acogido dolores, caminos, esperanzas. Hemos tocado [...] la esencia de la humanidad. Nos hemos puesto en camino todos juntos; quien, como yo, lo había emprendido hace tiempo y quien ha visto en ese momento la ocasión para hacerlo».

"En el marco de nuestros proyectos de investigación, hemos contado con la colaboración de Laura Cavalli para la traducción de textos escritos y materiales audiovisuales de contenido técnico-jurídico, así como para la interpretación de complejos y delicados diálogos entre los participantes de procedimientos de justicia restaurativa. Hemos quedado plenamente satisfechos de su extraordinario servicio de traducción y de su excelente interpretación. Es una profesional preparada, competente, fiable y sensible a la que recurriremos sin duda en el futuro."

Claudia Mazzucato - Profesora asociada de Derecho Penal, Universidad Católica del Sagrado Corazón

Claudia es profesora asociada de Derecho Penal en la Universidad Católica de Milán y mediadora de justicia restaurativa, una forma de justicia que tiene el objetivo de involucrar a las víctimas, los autores de delitos y las comunidades en un proceso restaurativo con el fin de sanar las heridas producidas por la violencia, reconciliar a las partes y reforzar la sensación colectiva de seguridad.

Decidí trabajar en el proyecto de Claudia porque en él resonaban mis valores de confianza, respeto y cooperación. La confianza en la humanidad. El respeto hacia los demás y, en este caso, hacia su dolor. La cooperación mediante la puesta en común de historias y experiencias de redención, y a veces de perdón —que pueden servir de inspiración a todo el mundo para transformar el dolor en un auténtico recurso de vida—.

Juntas hicimos posible la etapa milanesa del Encounter of Encounters, un encuentro entre personas de distintas naciones (Bélgica, Alemania, Irlanda del Norte, Gran Bretaña, Escocia, Israel y Palestina, Italia y País Vasco) —llamadas testigos— que habían hecho o padecido la lucha armada y que habían participado ya en diálogos restaurativos en sus respectivos países.

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